«Todos están destrozados aquí. Si no están deprimidos, están al borde del abismo». La persona que habla es Jonay Pérez. No es solo un miembro del consejo municipal de El Paso en la isla canaria de La Palma, donde un nuevo volcán entró en erupción el domingo. También es un residente local y ha vivido en El Paraíso desde su nacimiento. El área fue completamente devastada el lunes por la lengua de lava que arrasó casas, bienes raíces y negocios en su lento viaje cuesta abajo.
Fue una de las tiendas destruidas por su madre. «Perdí cinco kilogramos en dos días», explica. Su tienda está completamente enterrada. La lava pasó por encima «. La tienda de comestibles de la madre de Jonai tenía un stock de 30.000 euros cuando llegó la lava. Pero eso es solo dinero.» La mayoría de nosotros nacimos allí «, añade.» Perdimos toda la vida «.
La situación de Junay es similar a la de cientos de familias en otras zonas, como Todoc, en el vecino municipio de Los Llanos de Aridane, que tiene una población de 20.170. El calvario se ve agravado por el avance «despiadado», en palabras del primer ministro regional canario, Ángel Víctor Torres, de las coladas de lava que brotaron del volcán, que ya se ha tragado cerca de 400 viviendas.
El equipo de expertos que monitorea el fenómeno, el Plan de Prevención de Riesgos Volcánicos (Pevolka), informa que la lava cubre ahora un área de aproximadamente 140 hectáreas, con un frente de 600 metros. El director técnico de Pevolca, Miguel Ángel Morquinde, explicó este miércoles que los dos ríos de lava siguen avanzando, «pero muy lentamente», debido a la alta viscosidad y las condiciones del terreno. «No podemos estar seguros de que la lava llegue al mar», dijo. El volcán Cabeza de Vaca, en este momento, muestra solo una fisura, con nueve aberturas, aunque no todas están arrojando lava.
Hasta ahora, 5.600 evacuados han encontrado refugio, la mayoría de ellos en casas de familiares. Los aproximadamente 200 que inicialmente no tenían adónde ir estaban alojados en el cuartel de El Fuerte, en las afueras de la capital, Santa Cruz de la Palma, que tiene 15.695 habitantes. El primer ministro Torres anunció este miércoles que estas personas pronto serán realojadas en un hotel en Fuencaliente, al suroeste de la isla. Las personas con discapacidad o problemas de movilidad serán trasladadas a centros asistenciales.
Muchos se derrumban y lloran. Son personas de todas las edades y lo han perdido todo
Nines, trabajadora social del Ayuntamiento de Los Llanos
Hay gente que ha llegado resignada [to the situation]Nines, trabajadora social del Ayuntamiento de Los Llanos, explica en el polideportivo municipal donde se organizan todos los alimentos y ropa donada por el público. “Muchos se derrumban y lloran, son personas de todas las edades y lo han perdido todo”, explica.
La tarea de los Nueve es registrar a todas las personas que se han quedado sin hogar y determinar si han sido realojadas. Ayer tuvimos que atender un caso de angina de pecho de una mujer que vino a buscar ayuda. «
La mayor incertidumbre para la población es no saber cuánto durará ni cómo terminará esta situación. Todavía hay algunos que ni siquiera saben qué pasó con su casa. Este es el caso de Dolores (no es su nombre real), que acudió al polideportivo a pedir comida y ropa. Ella es de Toddock, donde llegó la lava el martes, y está convencida de que perdió su hogar. Pero no puede confirmarlo porque no tiene acceso al área. «Es toda mi vida», dice. «Mis padres vivían allí, yo nací allí …»
Si el presente inquieta a los habitantes de La Palma, una de las Islas Canarias españolas, que se encuentra en el Océano Atlántico frente a la costa noroeste de África, el futuro es del mismo color que la ceniza que escupe el nuevo volcán. “En un par de meses, cuando esto termine y el resto de España se olvide de nosotros, nos estallará la cabeza”, dice un concejal de El Paso, que también habló bajo condición de anonimato. «Esperemos unos meses para ver qué pasa». “Dios no existe en El Paso”, dice Rosa, una lugareña. «Hace un mes hubo un incendio, y ahora esto …»
preocuparse por el futuro
Tanto el primer ministro español, Pedro Sánchez, como el primer ministro de Canarias, Ángel Víctor Torres, han hecho todo lo posible para decir que nadie se quedará fuera de la reconstrucción de la isla. Torres anunció el martes que buscaría ayuda de la Unión Europea. El gobierno central ha comenzado a diseñar un plan específico que ayudará a agilizar las ayudas y adaptarse a las circunstancias excepcionales de esa, la primera erupción volcánica en España desde 1971. Este incluirá la reconstrucción de viviendas e infraestructuras, y medidas financieras. Para los ciudadanos y empresas afectados, medidas específicas y subvenciones a la pesca y la agricultura, que son los principales motores económicos de la isla además del turismo.
Si y cuándo llegará esta asistencia es una preocupación importante para los residentes. «Mi madre planea buscar ayuda del estado para que de alguna manera pueda reabrir su negocio», explica Jonay Pérez. La lava ha evitado las casas de otros residentes, pero algunos todavía no quieren volver a sus hogares en un lugar que ahora visualizan como devastado y aislado. «Aquí somos una gran familia», dice uno de los hombres. «Estaba hablando con un vecino. Su casa se salvó, pero no quiere volver a poner un pie en El Paraíso». El Gobierno de Canarias anunció este miércoles que comprará 44 viviendas desocupadas en Tazacorte y otras 29 en Los Llanos de Arridan.
Mientras tanto, no se escatiman gastos en los esfuerzos para minimizar el daño causado por la lava, incluso si termina en vano. Tras evacuar la zona de Todoc, un grupo de bomberos de la isla canaria de Gran Canaria pasó la mañana del miércoles cavando trincheras con maquinaria pesada, según informó el jefe del grupo, Alberto Barrio. «Nuestros jefes empezaron a pensar en posibilidades y las basaron en experimentos que se habían hecho en Finlandia o en el volcán de Islandia», explica en una conversación telefónica. «Como no sabemos cómo hacer nada, nos pusimos manos a la obra. Podríamos haberlo hecho antes, pero puede que no termine haciendo nada. Pero teníamos que intentarlo».
Versión inglesa por Simon Hunter.