Las franquicias pueden ser la mejor solución para aumentar la eficiencia en el sistema de agua de México, dijo a BNamericas un experto.
«El servicio de agua es el más rentable, sobre todo cuando se convierte en monopolio. Es un servicio seguro, si lo entregas bien, muy atractivo para cualquier operador», dice el asesor de finanzas públicas Ezequiel González Ruiz.
Como ejemplo de cómo los operadores privados trabajan bien con el gobierno, González, quien encabeza la consultora EZEGR y asesora a empresas del sector público, citó al operador privado Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (SADM), que tiene una concesión para abastecer de agua a la capital del estado de Nuevo León, que prevé construir el proyecto canal El Cuchillo II por 10.000 millones de pesos (500 millones de dólares) para solucionar problemas recurrentes de agua.
El proyecto fue apoyado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el gobernador Samuel García.
“Todas las alianzas público-privadas serán una forma efectiva de construir infraestructura ante la escasez de recursos de los estados y municipios”, agrega González Ruiz, y señala que, según la ley constitucional, los gobiernos locales son responsables de proporcionar servicios de agua.
Corredor de AMLO con operadores
La oposición del gobierno a las concesiones comenzó cuando AMLO pidió una consulta pública sobre el proyecto de la cervecería Constellation Brands de $1,400 millones en Baja California. A pesar de que el proyecto se descartó a mitad de camino de la construcción en 2020, la compañía pudo llegar a un acuerdo con el gobierno federal para adquirir los derechos de agua para una nueva planta de $1,300 millones que construirá en el estado de Veracruz.
En abril, el titular de la Autoridad del Agua de Conagua, Germán Martínez Santoyo, dijo que hasta el momento el gobierno ha otorgado concesiones por unos 88 mil millones de metros cúbicos de agua a entidades públicas y privadas debido a la privatización de administraciones anteriores.
Como ejemplo, Martínez citó a una empresa local de franquicia, Aguacan, que desde 1994 en el estado de Quintana Roo brinda servicios de agua potable y saneamiento a los municipios de Benito Juárez, Isla Mujeres, Puerto Morelos y Soledaridad.
Dos meses después, el Colegio Estatal Electoral IEQROO realizó una consulta pública para evaluar si los ciudadanos querían continuar con el operador. La mayoría dijo “no”, pero el umbral para hacer vinculante la decisión solo se alcanzó en Benito Juárez, Isla Mujeres y Puerto Morelos.
Según González, el único escenario en el que los operadores no son efectivos es cuando no están supervisados. “Los contratos son muy favorables para el franquiciador cuando pueden aumentar los precios”, dijo.
“Si el gobierno no tiene un sistema de fiscalización, empiezan a no cumplir, y cuando el franquiciador ve que no hay seguimiento, también incumple con ciertas cosas, por eso empieza a dar un mal servicio”, dijo. dijo.
El último gran contrato de concesión de agua se vio el año pasado, cuando Los Cabos, el operador de agua de Baja California Sur, Oomsapas, otorgó a un consorcio de FCC Aqualia y Aqualia México una concesión de 10 años para mejorar, operar y mantener el sistema de distribución de agua de la ciudad.
El consorcio debe invertir aproximadamente US$50 millones en mejoras.
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