Las alianzas público-privadas en dos importantes proyectos de infraestructura en México se han quedado en el camino

Las alianzas público-privadas en dos importantes proyectos de infraestructura en México se han quedado en el camino

El gobierno mexicano eliminó al menos dos importantes oportunidades de asociación público-privada para infraestructura este año, reduciendo la ya pequeña cartera de la administración para el sector privado.

Los proyectos son el puerto de entrada Otay Mesa II entre San Diego en EE. UU. y Tijuana en Baja California, y el puente Nichupté que cruza el lago frente a la vía principal al polo turístico de Cancún en Quintana Roo.

Ambos están en construcción y deben estar terminados antes de que el presidente Andrés Manuel López Obrador deje el cargo en 2024. Pero no serán operados ni mantenidos por empresas del sector privado como se anunció a fines de 2020 cuando el gobierno federal presentó el primer y segundo paquete de el Programa Nacional de Infraestructura (PNI) .

En el programa, la administración propuso otorgar concesiones tanto para el puente como para el complejo fronterizo, que requieren una inversión de capital estimada en 4.600 millones de pesos (US$229 millones) y 2.800 millones de pesos, respectivamente. Sin embargo, los planes cambiaron sin explicación.

Si bien el puente fue adjudicado a un consorcio como un proyecto de construcción normal, el puerto de entrada ahora lo realiza la Secretaría de la Defensa Nacional, que ha adoptado el papel de una empresa constructora estatal de facto.

A principios de mes, el consultor de finanzas públicas Ezequiel González Ruiz, experto en sociedades, dijo a BNamericas que este tipo de oportunidades «murieron» bajo la administración de López Obrador.

BNamericas analiza el caso de negocios.

Mesa de Otay II

La agencia de transporte de California, Caltrans, confirmó a BNamericas a fines de septiembre que la Sedena sería responsable de construir el lado mexicano del proyecto Otay Mesa II, que incluye obras viales y estaciones de peaje en ambos lados de la frontera, además de oportunidades de TIC para software.

“La Sedena se hará cargo de la construcción del proyecto y ya están en marcha y moviendo las torres de energía y las líneas de gas, todo va bien y ojalá quede algo abierto para el 2024”, Mario Urso, subgerente distrital de Caltran 11, dijo a BNamericas.

El funcionario estadounidense descartó la posibilidad de que el ministerio subcontrate empresas para ejecutar las obras, pues, hasta donde sabe, la Sedena «la construirá de manera similar a como ha construido otros proyectos prioritarios».

Bajo la administración de López Obrador, el Ministerio de Defensa se encargó de construir proyectos importantes como hospitales, carreteras, puertos e incluso aeropuertos. La Sedena construyó el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en el Estado de México sin la ayuda del sector privado. También fue pionera en la construcción del Aeropuerto de Tulum y dos trenes Maya.

Puente Nichupté

En junio, la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) adjudicó a ICA un contrato por 5.570 millones de pesos para construir un puente de 8,8 kilómetros que incluye una vía de acceso en la calle Luis Donaldo Colosseo y una vía en la avenida Kukulcán.

La planificación de las obras de carreteras y puentes surgió en 2006, y la agencia de promoción de APP de Quintana Roo impulsó a Agepro a construir en 2018. En diciembre de 2020, la legislatura local aprobó el proyecto como la primera asociación público-privada del estado.

La idea era que una empresa privada diseñara y construyera el puente en dos años y lo operara y mantuviera durante otros 28. Pero, en un movimiento sorprendente este año, el gobierno decidió contratar solo a una empresa constructora para construirlo y operarlo por su cuenta.

Será una licitación de obra pública con recursos federales y estatales, sin inversión privada. Por lo tanto, esta ya no será una vía de peaje”, dijo a BNamericas en mayo el subsecretario de Transporte, Rogelio Jiménez Pons.

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