El presidente Joe Biden y Donald Trump realizaron visitas competitivas a la frontera estadounidense en Texas, donde cada uno intentó enfatizar que pueden abordar la inmigración ilegal.

El tema es uno de los más polarizadores en la política estadounidense y será de importancia central en las elecciones presidenciales de este año.

Parece que la competición de noviembre probablemente será otro enfrentamiento entre los dos hombres.

Biden acusó a su rival republicano, que habló de la situación «muy peligrosa» en la frontera, de obstaculizar sus esfuerzos por suprimir los cruces.

Los republicanos en la Cámara de Representantes han bloqueado las reformas fronterizas emprendidas por ambos partidos, en lo que los demócratas dicen es un intento orquestado por Trump para negarles la victoria antes de las elecciones.

En Texas, Trump dijo que «se ocuparía» del tema de la inmigración ilegal si era reelegido. Anteriormente había prometido deportaciones masivas si volvía a ganar el poder.

Esta cuestión está en el centro de atención porque más de 6,3 millones de inmigrantes fueron detenidos cruzando ilegalmente a Estados Unidos durante el mandato de Biden, una cifra mayor que durante presidencias anteriores.

Sin embargo, los expertos dicen que las razones del aumento son complejas: algunos factores son anteriores a su gobierno y escapan al control de Estados Unidos.

Trump dijo en su discurso que «miles» de inmigrantes de Medio Oriente y África están cruzando ilegalmente la frontera desde México. De hecho, la mayoría de los sorprendidos haciéndolo son de América Latina.

También atacó lo que recientemente llamó «el crimen de inmigrantes de Biden», a pesar de que no hay datos nacionales que proporcionen evidencia de oleadas de crímenes liderados por inmigrantes en las ciudades estadounidenses.

Tanto partidarios como manifestantes se reunieron durante la visita de Trump a Eagle Pass, una ciudad gobernada por los demócratas donde los republicanos están haciendo avances políticos con el ataque de la administración Biden a la frontera.

Enriqueta Díaz, de 81 años, dijo a la BBC que apoya las propuestas de Trump de aumentar la militarización de la frontera. “Hay que seguir la ley”, dijo, señalando que su madre mexicana pasó ella misma por el proceso de ciudadanía.

Trump se reunió con el gobernador del estado, el republicano Greg Abbott, quien ha luchado contra el gobierno federal al tratar de usar sus propios poderes para detener los cruces ilegales, así como para transportar en autobuses a inmigrantes a las ciudades del norte.

Mientras tanto, Biden, quien bromeó diciendo que no se había dado cuenta de que su «querido amigo» Trump tenía previsto visitar Texas ese mismo día, se dirigió a reunirse con funcionarios fronterizos en Brownsville.

Hablando después de Trump, enfatizó la necesidad de actuar y de más recursos para proteger la frontera. Dijo que el proyecto de ley bipartidista de reforma fronteriza fue «descarrilado por la política partidista».

Envió un llamamiento directo a su competidor para que se uniera a él en este caso.

El presidente viajó a Texas con el secretario del Interior, Alejandro Mayorkas, quien se ha convertido en blanco de la ira republicana por el tema de la inmigración ilegal.

A principios de este mes, Mayorkas se convirtió en el primer miembro del gabinete estadounidense en ser sometido a juicio político por acusaciones de sus oponentes políticos de que no había hecho lo suficiente para detener la inmigración ilegal.

Biden defendió a su colega, que es poco probable que sea condenado porque el Senado de Estados Unidos está estrictamente controlado por miembros de su partido.

Trump hizo del tema de la inmigración ilegal un foco de su carrera política y comenzó a construir un muro fronterizo con México durante su presidencia de 2016-2020.

Sólo se opone a él Nikki Haley en su intento por ganar la nominación republicana para postularse nuevamente a la Casa Blanca. En el lado demócrata, Biden no tiene oposición en su candidatura presidencial.

La importancia de la cuestión fronteriza ha sido destacada por las encuestas de opinión. Más de dos tercios de los participantes en una encuesta de enero realizada por CBS, socio de la BBC, dijeron que desaprobaban el manejo de la crisis por parte de Biden.

En otra ciudad fronteriza de Texas, Laredo, directora de un centro comunitario, describió a la BBC cómo los agentes fronterizos transportaban en autobuses a los inmigrantes y a los centros de asilo porque estaban “sobrepoblados”.

Más allá de Texas, la afluencia de inmigrantes ilegales ha llevado al límite las instalaciones de procesamiento y los servicios sociales en las principales ciudades de Estados Unidos, tensando las relaciones de Biden con algunos funcionarios estatales demócratas.

Los inmigrantes que llegaron recientemente a Chicago, enviados allí desde Texas por iniciativa del señor Abbott, describieron a la BBC su lucha para encontrar refugio y trabajo.

Karen Díaz, quien ingresó a Estados Unidos el mes pasado desde Venezuela con sus tres hijos pequeños, dijo que simplemente quería un trabajo estable en lugar de limosnas.

Delicia Guillén Oliva, quien llegó de Honduras hace apenas cinco días, dijo que dormía en la iglesia y en autobuses públicos mientras luchaba por encontrar un lugar en un refugio.

La SB4, como se la conoce, pretende otorgar a los funcionarios amplios poderes para arrestar a cualquier persona sospechosa de cruzar ilegalmente desde México.

Pero el juez apoyó en su fallo a la administración Biden, que dice que la legislación planificada entraría en conflicto con los poderes del gobierno federal. Abbott prometió apelar.